Francisco Caro logra el prestigioso Premio de Poesía Alfons el Magnànim con una obra sobre lo que “nos ha ayudado a resistir” este año tan complicado
Gana los 7.500 euros del Premio Valencia de Poesía en Castellano con el poemario ‘Aprehender el ahora’ que finalmente será publicado por Hiperión con el título ‘En donde resistimos’
“Muy contento” se encuentra el escritor manchego Francisco Caro con su último logro, la obtención del prestigioso Premio Valencia de Poesía en Castellano, otorgado por la institución Alfons el Magnànim y dotado con 7.500 euros, por la obra que presentó bajo el título ‘Aprehender el ahora’ y que finalmente aparecerá publicada por la editorial Hiperión como ‘En donde resistimos’.
Escrito el “bloque central” del poemario en su localidad natal, Piedrabuena, donde le “pilló el confinamiento” y se quedó, no se ciñe a una crónica de ese período durante el cual “lo pasamos tan mal”, sino que se abre a otros ámbitos y recorridos, pero sí que está muy presente “un sentimiento de aguante”, de ahí el título definitivo sobre allí “donde resistimos: en el paisaje, la tierra, la belleza, la poesía, en los lugares donde hemos resistido este tiempo”.
El miedo, la incertidumbre, la fragilidad y “el desvalimiento que se extendió entre todos de sentirnos débiles ante la vida” emergen en sus poemas, al igual que la impotencia, el asombro, el “¿qué pasa?”, emociones a las que el trayecto termina abriendo un camino durante el que “volvemos a coger confianza”, hasta el punto de que “ahora parece que nos vamos creyendo de nuevo fuertes”, comenta el poeta, que percibe, no obstante, que en este libro “se va imponiendo, sobre todo al final, el paso del tiempo; ya no tanto la enfermedad, los viajes y momentos de felicidad, sino el peso inexorable del tiempo”, que incluso lleva hasta plantearse “para qué escribir y dejar testimonio”.
Vivir el instante
Pero trata sobre lo que “afecta a la vida, es un recorrido vital. No es un libro cerebral, de pensamiento”, no hay nada en él que “diga que el tiempo pasado ha sido mejor, que esto se acaba, que el presente no merece la pena”. Al contrario, es un libro hecho de instantes y el propio título provisional, ‘Aprehender el ahora’, insta a “coger y vivir el instante. Es un libro que intenta sacar partido de los instantes y canta sobre ellos, del pasado y presente”.
“Es como un agarrarse a la vida, aunque tengas que echar mano del pasado, pero no para negar el presente, sino para afirmarse en lo que uno es”, señala Caro, que considera, en definitiva, que es fundamentalmente “un canto a la vida”. Al respecto, cita el poema final dedicado al cuadro de Hopper ‘Los dos cómicos’, que visten de blanco y salen al escenario a despedirse. “El poema acaba diciendo ‘vienen de vivir y se aman’. Saben que van a morir pero vienen de vivir y se aman”, resaltando “la alegría de haber vivido”.
En el libro, “hay instantes que intentan reflejar el gozo y también problemas de la vida, pero generalmente son poemas gozosos”, expone Caro. En relación con los más duros habla, por ejemplo, del dedicado a una encina afectada por la enfermedad de ‘la seca’. “Para mí fue una imagen tremenda ver una encina, que parece un árbol eterno, que nunca muere, en un 80 por ciento seca y que se va a morir”, lo cual podría entenderse como un canto de tristeza por la muerte, pero es “un canto a la belleza de un final, cómo el final también puede ser bello”.
En diálogo
Casi todos los poemas están “organizados” a través de conversaciones entre el yo poético del autor y, en la mayoría de los casos, la amada, la compañera de vida, aunque también puede ser la materia poética, las lecturas literarias, la propia vida, los paisajes o “ese otro yo”. “El que habla conmigo es un tú cambiante”. De esta manera, con estos diálogos, es “como si alguien te escuchase mientras escribes, parece que escribes para alguien que escucha lo que dices”, lo que da aliento a la creación del poema.
En el libro, hay “evocaciones de momentos y lugares”. El poemario arranca con su visita a la casa de Juan Ramón Jiménez en Moguer, para luego ir deteniéndose en paisajes hacia el norte en Córdoba, Cuenca, Guadalajara, Guadarrama y Piedrabuena. Al igual que una canción que “relacionas con un momento o lugar”, son paisajes que “se te quedan impresos en el alma”. Pero no se trata de “una descripción de un paisaje puro”, sino que lo liga a una situación emocional, de sentimiento, de manera que describe “los paisajes interiores a través de los exteriores”.
Ganador de un amplio número de premios, entre ellos el de Poesía de José Hierro en 2010 por ‘Paisaje en tercera persona’, la poesía de Caro, al principio más conceptual, “ha ido derivando hacia lo sensible y cercano, se ha ido humanizando con el tiempo”. Le gusta jugar con el lenguaje, confiesa el autor piedrabuenero, al tiempo que admite que, poco a poco, en su producción poética, “dentro de una sintaxis muy propia, personal y reconocible, se ha ido introduciendo el elemento humano y de paisaje”.
Limpia y de vocabulario sencillo, la poesía de Caro también se caracteriza por el silencio y la elipsis, “los momentos que no están escritos” y que el lector tiene que introducir. En su blog ‘Mientras la luz’, ha subido uno de los poemas de este libro, ‘Más sabio es el silencio por esperar su turno (Dejar Cuenca)’:
el aire es rojo muerto, un ascua que declina
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