martes, 31 de marzo de 2020

PERSONAJES.


La escritura desatada

Retrato inscrito con el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra, 1547-1616 (circa 1600; pintura al óleo, atribuida a Juan de Jáuregui; Real Academia Española, Madrid).
Las pruebas de la muerte son estadísticas, y nadie hay que no corra el albur de ser el primer inmortal…
JORGE LUIS BORGES
Porque la escritura desatada de estos libros da lugar a que el autor pueda mostrarse épico, lírico, trágico, cómico, con todas aquellas partes que encierran en sí las dulcísimas y agradables ciencias de la poesía y de la oratoria; que la épica tanto puede escribirse en prosa como en verso.
DON QUIJOTE
(Primera parte, Capítulo XLVII)
La cara extraviada de Cervantes
Los Quijotes y los Sanchos se multiplican en todos los rincones del sueño. Sobre el delirio de un yermo sentenciado por molinos de viento cabalgan perennemente las siluetas (urdidas, aventuradas por Picasso, Chagall, Miró, Dalí, Vela Zanetti...) del huesudo señor de la Mancha y de su escudero rechoncho. El genuino talante de quien premeditara las tribulaciones de aquella desigual pareja, sin embargo, constituye todavía un enigma.
Se ha dicho que Miguel de Cervantes Saavedra es el ‘Hombre de la mano en el pecho’ de El Greco. Los eruditos cervantinos, al contrario, afirman que en vida de don Miguel nadie plasmó su figura sobre un lienzo. Incluso se ha tildado de apócrifo, de inauténtico el retrato de Cervantes que cuelga en la Real Academia Española (atribuido a Juan de Jáuregui).
Las estampas y los grabados de los grandes nombres del Siglo de Oro español son numerosos (los de Góngora, de Lope de Vega, de Quevedo…). Acerca de la efigie de Cervantes, nada cierto sabemos. Todo cuanto pueda uno imaginar ahora de aquella fisonomía lo relata atrevidamente don Miguel (con 64 años) en el prólogo de sus Novelas Ejemplares:
«Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de “La Galatea” y de “Don Quijote de la Mancha”…»
Et illud dixit. Hoc est verum…

El hombre de los mil rostros

¿Quién fue en realidad William Shakespeare? No se conserva su partida de nacimiento, por lo que no se sabe si nació realmente en Stratford-upon-Avon en 1564. Tampoco puede asegurarse que acudiera a la escuela y tuviera conocimientos de gramática latina. ¿Qué hizo durante los ‘años oscuros’, transcurridos entre su boda en 1582 y su aparición en Londres, en 1592, como parte de la compañía de Lord Chamberlain? Todos sus manuscritos se perdieron en un incendio del teatro The Globe. Otros, quizá nunca publicados, estarían ocultos en su tumba en la iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford.
Asimismo, las seis rúbricas que de él se guardan son todas de distinta ortografía. Hay diferentes retratos, muchos posteriores a su muerte, y no se sabe cuál de ellos lo describe fielmente. Ciento cincuenta o doscientos años después de su muerte, distintos críticos comienzan a plantearse si el Shakespeare de Stratford es realmente el autor de las obras que se le atribuyen. Sus detractores se basan en la idea de que un hombre procedente de la masa (era hijo de un carnicero) no podía tener una gran cultura, una gran formación clásica, ni un gran vocabulario (en las obras de Shakespeare aparecen más de 21,000 vocablos diferentes; Harold Bloom afirma que en Shakespeare “se han alcanzado muchos de los límites posibles del lenguaje…”).
Nadie asegura, incluso, que Shakespeare haya salido alguna vez de Inglaterra (¿conoció Roma, Verona y Venecia?) ni que supiera tan al dedillo la historia inglesa. Por si fuera poco, tendría que dominar distintas lenguas para acceder a escritores cuya influencia es patente en su obra. Y hay además en ella múltiples referencias al mundo del derecho, la medicina, el protocolo y la cetrería, inaccesibles todas al alcance de un hombre con su origen.
Algunos afirman que la obra de Shakespeare fue escrita por otros literatos. En primer término, se apunta a que el verdadero autor era Christopher Marlowe: graduado de Cambridge, creador teatral de reconocido prestigio en la época, pendenciero y espía de la Corona inglesa, que muere en el 1593 en una reyerta de taberna por asuntos de dinero. Justo el año en que curiosamente Shakespeare comienza a publicar y a ser conocido. Ambos tendrían por entonces la misma edad, pero mientras uno era un desconocido, el otro contaba en su haber con una extensa producción. Los defensores de esta tesis resaltan las numerosas similitudes en la obra de ambos autores (la influencia de Ovidio, el uso del verso blanco, los conocimientos de la historia inglesa, etcétera). Así las cosas, ¿fingió Marlowe su propia muerte y continuó publicando bajo el pseudónimo de William Shakespeare?
Otros apoyan la idea de que Shakespeare era Francis Bacon (1561-1626), un célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico. Bacon estaba vinculado a la masonería y era miembro de una sociedad secreta: la orden de la Rosa Cruz. Sus iniciados se llamaban a sí mismos Spear–Shakers (‘los que agitan la lanza, en honor a Atenea’). Esto es, el nombre de Shakespeare invertido. Y al parecer es así como figura en las primeras ediciones de la obra del autor inglés.
Los defensores de esta hipótesis destacan también numerosas alusiones biográficas que coinciden con la existencia de Bacon. Él vivía en St. Albans, población cercana a Londres que se menciona quince veces en la obra de Shakespeare. En ambos autores hormiguean las referencias bíblicas, a las leyes y a los clásicos, empleando ambos las mismas citas.
En 1917, un estudioso austríaco especializado en la obra de Bacon, Alfred von Weber-Ebenhof, publica un libro donde concluye que sir Francis no sólo es el autor de la obra de Shakespeare, sino que también ha escrito el Quijote. Se basa en lo siguiente: ciertas frases concretas del diario de Bacon aparecen tanto en el Quijote como en la obra de Shakespeare. En el juego de máscaras creado por Cervantes, el novelista se confiesa como padrastro del Quijote e insinúa que el verdadero autor es un cronista morisco llamado Cide Hamete Benengeli. Según Ebenhof, esto se traduciría como Cide (Señor o Lord), Hamete (Bacon o jamón), Ben (hijo) y Engeli (Inglaterra), lo cual encaja: “Lord Bacon, hijo de Inglaterra… escribió nuestra historia”.
Concurrencias
Percibo que alguien, en cierto instante y en un espacio de cuyo nombre no espero acordarme, insinuó que Cervantes y Shakespeare eran el mismo personaje. Que las prisiones y las deudas y los combates de Cervantes fueron únicamente patrañas que le permitieron disfrazarse de Shakespeare y escribir su obra de teatro en Inglaterra. En tanto que el comediante Shakespeare, el hombre de los mil rostros, escribía el Quijote en España. Esa discordancia entre fechas reales, unida al suceso imaginario de una muerte simultánea, permitió al espíritu de Cervantes trasladarse a Londres, con tiempo suficiente para volver a morir en el cuerpo de Shakespeare.
He de decir que no rechazo, como tampoco afirmo, el azar de que Shakespeare y Cervantes fuesen el mismo individuo. Para asentarlo con palabras reiteradas en el propio decir de don Alonso de Quijano: “todo podría ser… todo podría ser…”.

FUENTE:     República Dominicana.

OBRAS EN AUDIO.


8 escritores y escritoras que podemos escuchar en Spotify durante la cuarentena


La plataforma, conocida por ofrecer música y podcast, también presenta cuentos, microrelatos y poesía de conocidos autores.

Sí, sabemos que esta cuarentena está teniendo un efecto mayor con cada día que pasa. Las actividades que parecían relajarnos y ser nuestro entretenimiento ya parecen cansarnos. Pero si lo tuyo es la literatura y poesía, tal vez esta sea una buena opción. Incluso si no eres un asiduo lector, esta sería una buena iniciación en el mundo de las letras.

La plataforma Spotify no nos ofrece solo música para todos los gustos y entretenidos podcasts, sino que además tiene una selección de poemas y cuentos de diversos autores.
Aquí te presentamos 8 escritores que puedes encontrar en Spotify.

El reconocido poeta y escritor peruano tiene una larga lista de obras reconocidas. En esta selección de sus poemas destacados podemos encontrar títulos como “El Poeta a su amada” y “Setiembre”, además del icónico “Los Heraldos Negros”, que empieza con la recordada frase de “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”
César Vallejo

Otra pequeña joya que podemos hallar es un álbum donde el escritor, ensayista y traductor argentino nos adentra en el mundo de su poesía. Si bien es reconocido por sus cuentos, cuenta con una larga lista de poemas que incluyen “El General Quiroga va en coche al muere”, “El gólem”, “Borges y yo” y “Del rigor a la ciencia”, entre otros.
Jorge Luis Borges.


Una larga selección de más de 70 poemas es lo que podemos hallar de la autora uruguaya, perteneciente al grupo de escritores denominado Generación del 45. Sus obras se encuentran reunidas en recopilaciones como La suplicantePoemas de Amor Nocturnos y Poesía.

Idea Vilariño

Del periodista y escritor uruguayo podemos encontrar una gran cantidad de material. Su obra consta, en su mayoría, de relatos cortos que podemos hallar en publicaciones como El libro de los abrazos, Memoria del fuego: El siglo del viento y El fútbol a sol y sombra, entre otros.
Eduardo Galeano.

Fue considerada una de las figuras más destacadas del modernismo del siglo XX y del feminismo internacional. Se puede escuchar diversas colecciones de relatos como “Una sociedad”, “Una novela no escrita” y “Lunes o martes”, las tres en inglés. Además, en español está el relato corto “Una casa encantada”.
Virginia Woolf

El reconocido poeta chileno es una de las figuras clásicas a recordar si hablamos de amor. Así, podemos escucharlo leer 20 poemas de amor y una canción desesperada. Además, el Premio Nobel de Literatura lee otros textos como “Alturas de Machu Picchu”. (Este último fue llevado a la música por el grupo chileno Los Jaivas).
Pablo Neruda

La poeta estadounidense es reconocida como una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional. Aquí podemos encontrar gran parte de su obra poética narrada por ella misma, en inglés.
Sylvia Plath

El escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo también perteneció a la Generación del 45 junto a Idea Vilariño. Su producción literaria incluyó más de ochenta libros. Es usualmente recordado por sus poemas donde habla de amor, por ejemplo “No te salves”, “Hagamos un trato” y “Viceversa”.
Mario Benedetti.


Que el virus no contagie el Internet. Seamos responsables. No saturemos las redes.



FUENTE:    Perú.



MODESTO TUÑON: ‘La dimensión humana del planeta'

Libro ambiental panameño en Instituto Internacional de Prensa


El autor de la publicación es el profesor y periodista Modesto Tuñón

El libro ‘La dimensión humana del planeta', que recoge una compilación de entrevistas a personalidades internacionales que se refieren al desarrollo sostenible y analizan la situación de las políticas ambientales durante un período, fue entregado por su autor, Modesto A. Tuñón F. al director del Instituto Internacional de Prensa José Martí, Ariel Terreros en La Habana, Cuba.
Durante una visita que hiciera recientemente el profesor Tuñón a La Habana, se entrevistó con el director de este Instituto que impulsa la capacitación de periodistas y otros comunicadores y le hizo entrega de un ejemplar del libro para ponerlo a disposición de quienes cursan estudios en esa institución y se interesan de los problemas ambientales a escala internacional.
Al recibir el ejemplar del libro, el director del Instituto Internacional de Prensa, Terreros dijo que se percibe la importancia del contenido solo con revisar la lista de las personalidades entrevistadas y estuvo de acuerdo en la importancia de crear conocimiento de los problemas contemporáneos derivados de la relación entre las comunidades y los recursos naturales. En este aspecto, resaltó el papel que desarrollan los periodistas que se ocupan de este campo.
El autor del libro, profesor Tuñón hizo énfasis en que se hizo un esfuerzo por dejar constancia en el trabajo, de conocer las acciones o los puntos de vista desde una visión testimonial de los entrevistados. La herramienta de la entrevista permite documentar una realidad desde la perspectiva de quien intervino en una experiencia y pudo tener una participación en los hechos o series de éstos que ocurrieron en algún momento.
El libro La dimensión humana del planeta recoge 30 entrevistas a diferentes personalidades internacionales que incluye a dos panameños Stanley Heckadon e Iván Valdespino. Entre los entrevistados de otros países, se encuentran Alexandra Cousteau, el científico cubano Manuel Iturralde, el economista Osvaldo Sunkel, las exministras de España, Cristina Narbona, la brasileña María Silva Souza, la costarricense Elizabeth Odio.
Durante su visita a La Habana también se hizo entrega de ejemplares del libro al embajador panameño en Cuba, Reynaldo Rivera y a Maritza García, directora de la Agencia del Medio Ambiente del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
Autor
HA EJERCIDO LA DOCENCIA EN UNIVERSIDADES ESTATALES Y PRIVADAS.
TAMBIÉN SE HA DESEMPEÑADO COMO INVESTIGADOR


FUENTE:       Panamá.

HISTORIAS.

Narrativas de las pandemias, de la Ilíada al coronavirus/ 'La Semanal'

"El triunfo de la Muerte", Pieter Brueghel el Viejo, 1562

La literatura resulta esencial para comprender la percepción de las plagas y pandemias desde la "Ilíada". En este ensayo también se abordan textos de Giovanni Boccaccio, Daniel Defoe, Mary Shelley, Edgar Allan Poe, Albert Camus, Jean Giono, Gabriel García Márquez, José Saramago, Stephen King y Dean R. Koontz sobre las enfermedades que se extienden a múltiples territorios y que atacan a muchos habitantes de diversas poblaciones.

Narrativas que rodean la propagación de los virus

La literatura tiene un papel fundamental en la formulación de respuestas a las interrogantes generadas por la pandemia del Covid-19. A lo largo de la historia de la literatura occidental los textos sobre pandemias han ofrecido maneras de procesar la conmoción y realizar comentarios sobre cómo respondemos los seres humanos a las crisis epidemiológicas.
En el ensayo “Pandemics from Homer to Stephen King: what we can learn from literary history” (“Pandemias de Homero a Stephen King: lo que podemos aprender de la historia literaria”) Chelsea Haith –investigadora de la Universidad de Oxford– afirma que la tesis previa opera en las narrativas que rodean la propagación del virus que actualmente asola al mundo entero.
La literatura occidental comienza con una plaga: la Ilíada da cuenta de ello. Los textos sobre pandemias ofrecen diversas perspectivas sobre la enfermedad que se extiende a múltiples territorios y que ataca a muchos de los habitantes de las diversas poblaciones, afirma Haith.

Una plaga para castigar a los griegos

La Ilíada, de Homero, dice la clasicista de Cambridge Mary Beard, comienza con una plaga que arrasó el campamento griego en Troya para castigarlos por la esclavización de Criseida por parte de Agamenón, recuerda Chelsea Haith. El académico estadunidense Daniel r. Blickman argumentó que el drama de Agamenón y la disputa de Aquiles “no deberían cegarnos ante el papel de la plaga para establecer el tono de lo que sigue y, más importante, para proporcionar un patrón ético que se encuentre cerca del corazón de la historia”.
La Ilíada, dice la investigadora de la Universidad de Oxford, presenta un dispositivo de narración del desastre que surge de un comportamiento mal juzgado por parte de todos los personajes involucrados.

La Peste Negra y el aislamiento

Haith aborda el Decamerón (1353) de Giovanni Boccaccio: ambientado durante la Peste Negra, revela el papel vital de la narración en tiempos de desastre. Diez personas se aíslan en una villa a las afueras de Florencia durante dos semanas en el período de la Peste Negra. En el curso de su aislamiento, los personajes se turnan para contar historias de moralidad, amor, política sexual, comercio y poder.
En esta colección de textos la narración de historias funciona como un método para discutir las estructuras sociales y la interacción humana en el siglo XIV. Las historias ofrecen a los oyentes (y a los lectores de Boccaccio) formas de reestructurar sus vidas cotidianas, que se han suspendido debido a la epidemia.

La calamidad de la peste

En Diario del año de la peste (1722) Daniel Defoe narra con rigor los terribles acontecimientos que coincidieron con la epidemia de peste que asoló Londres y sus alrededores entre 1664 y 1666.
Defoe se convierte en testigo de comportamientos heroicos pero también de la mezquindad: “Siervos que cuidan abnegadamente de sus amos, padres que abandonan a sus hijos infectados, casas tapiadas con los enfermos dentro, ricos huyendo a sus casas de campo y extendiendo la epidemia allende las murallas de la ciudad.” Diario del año de la peste oscila entre lo emotivo y lo aterrador. Defoe evoca, “mediante el artificio del diario de un testigo de ese acontecimiento”, la calamidad de la peste. El escritor relató:
En esa época yo tenía un hermano mayor en Londres, que había venido unos pocos años antes de Portugal; cuando le consulté, me respondió en pocas palabras, las mismas que fueron pronunciadas en un caso bastante distinto: “Maestro, sálvate a ti mismo.” En una palabra, era partidario de que me fuese al campo, cosa que él había resuelto hacer con su familia; me dijo lo que, según parece, había oído decir en el extranjero, de que la mejor manera de prepararse contra la peste era huir de ella. Refutó mis argumentos de que perdería mi comercio, mis bienes o mis deudas.

Respuestas institucionales a la plaga

La normalidad de la vida cotidiana es el foco de la novela apocalíptica de Mary Shelley, El último hombre (1826), sostiene la investigadora de la Universidad de Oxford. Ambientada en una Gran Bretaña futurista entre los años 2070 y 2100, la novela detalla la vida de Lionel Verney, quien se convierte en el “último hombre” después de una devastadora plaga mundial.
La novela de Shelley se basa en el valor de la amistad y concluye con Verney acompañado en sus andanzas por un perro pastor (un recordatorio de que las mascotas pueden ser una fuente de consuelo y estabilidad en tiempos de crisis). La novela es particularmente mordaz en el tema de las respuestas institucionales a la plaga. Satiriza el utopismo revolucionario y la lucha interna que estalla entre los grupos sobrevivientes,  antes de que éstos también sucumban, revela Chelsea Haith.

Fracaso de las autoridades ante el desastre

El cuento de Edgar Allan Poe “La máscara de la Muerte Roja” (1842) –en el que ahonda Haith– también describe los fracasos de las figuras de autoridad para responder de manera adecuada a tal desastre. La Muerte Roja causa sangrado fatal por los poros. En respuesta, el príncipe Próspero reúne a mil cortesanos en una lujosa abadía apartada y cierra las puertas: “El mundo exterior podía cuidar de sí mismo. Al mismo tiempo era locura apesadumbrarse o pensar en ello. El príncipe había previsto todas las formas de placer. Había bufones, trovadores, bailarines de ballet, músicos, vino y belleza. Todo esto y la salvación se hallaban dentro. Fuera quedaba la ‘Muerte Roja’.”
Poe detalla las festividades suntuosas que concluyen con la llegada incorpórea de la Muerte Roja como un invitado humano en el baile. La plaga personificada le quita la vida al príncipe y luego la de sus cortesanos: “Y entonces se reconoció la presencia de la Muerte Roja. Había entrado de noche como un ladrón. Y uno a uno se desplomaron en los salones regados de sangre los disipados cortesanos, muriendo todos en la postura desesperada de su caída. Y la vida del reloj de ébano terminó con la del último de la alegre partida. Y el fuego de los trípodes se extinguió. Y la Oscuridad y la Ruina y la Muerte Roja conservaron dominio ilimitado sobre todo el reino.”

El aislamiento como medida

En el siglo XX La peste (1942), de Albert Camus, es un ejemplo genial de las pandemias en la literatura. Haith asevera que el aislamiento en la novela de Camus crea una conciencia ansiosa del valor del contacto humano y las relaciones entre los habitantes de la ciudad argelina de Orán, azotada por la peste. Subrayé en el libro de Camus:
La muerte del portero, puede decirse, marcó el fin de este período lleno de signos desconcertantes y el comienzo de otro, relativamente más difícil, en el que la sorpresa de los primeros tiempos se transformó poco a poco en pánico. Nuestros conciudadanos, ahora se daban cuenta, no habían pensado nunca que nuestra ciudad pudiera ser un lugar particularmente indicado para que las ratas saliesen a morir al sol ni para que los porteros perecieran de enfermedades extrañas. Desde ese punto de vista, en suma, estaban en un error y sus ideas exigían ser revisadas. Si todo hubiera quedado en eso, las costumbres habrían seguido prevaleciendo. Pero otros entre nuestros conciudadanos, y que no eran precisamente porteros ni pobres, tuvieron que seguir la ruta que había abierto Michel. Fue a partir de ese momento cuando el miedo, y con él la reflexión, empezaron.

Camino de huida de la peste

Jean Giono narró en El húsar en el tejado (1951) la historia de Angelo Pardi, aristócrata piamontés y coronel de húsares que se exilió en Francia debido a un duelo. Realiza el viaje de vuelta a su patria, pero al llegar a la Provenza la región es sacudida por una epidemia de cólera y los viajeros son inmovilizados y puestos en cuarentena. La extraordinaria crítica barcelonesa Mercedes Monmany escribió en Don Quijote en los Cárpatos:
El húsar en el tejado inauguró, en 1951, para su autor, el perseguido Giono (1895-1970), una época de negrura y pesimismo, justo a la vuelta del Mal supremo, la guerra, con todo su rosario previsible de traiciones y miserias saliendo por los poros de cada rincón y de cada hogar liberado. Menos paisajista y pastoral que en su pasado, este “segundo” Giono inició una serie histórica, protagonizada por el coronel de húsares Angelo Pardi, figura inspirada en su abuelo carbonario y piamontés. Finalmente, la serie sólo estaría integrada por cuatro novelas de las diez proyectadas en un principio. La primera de estas novelas, realmente impactante y de una belleza cruel, oscura y casi medieval, relataría de una forma inolvidable y subjetiva, a través de los propios y aterrados ojos del protagonista, las más apocalípticas andanzas de un héroe de factura clásica, el húsar y desertor Angelo Pardi, que a la búsqueda de las más difíciles pruebas iniciáticas y purificadoras recorrería en un viaje alucinado y mortal, plagado de cadáveres ocasionados por la epidemia de cólera de 1830 en la Provenza, un tortuoso camino, azuzado por mil zozobras interiores y otras tantas “deformaciones” exteriores. Especie de paseo por el amor y la muerte, absolutamente “blanco”, de una castidad total y trovadoresca, este largo camino de huida de la peste, de sus acusadores y también de las confabulaciones políticas del norte de Italia, estaría dominado al final por la presencia de otra heroína o contrapunto femenino stendhaliano, la valiente y tenaz Paulina de Théus.
Evitar el contagio
En El amor en los tiempos del cólera (1985) evitar el contagio se transformó en un deber. Gabriel García Márquez lo narra:
Pero ese mismo día encontraron otro que estaba cargando ganado para Jamaica, y éste informó que el buque con la bandera de la peste llevaba dos enfermos de cólera, y que la epidemia estaba haciendo estragos en el trayecto del río que aún les faltaba por navegar. Entonces se prohibió a los pasajeros abandonar el buque no sólo en los puertos siguientes, sino aun en los lugares despoblados donde arrimaba a cargar leña. De modo que el resto del viaje hasta el puerto final, que duró otros seis días, los pasajeros contrajeron hábitos carcelarios.
La epidemia es uno de los puntos cardinales de la historia de Fermina Daza y Florentino Ariza.

La voluntad de sobrevivir

José Saramago reflexionó sobre la solidaridad en Ensayo sobre la ceguera (1995), libro en el que un hombre ante un semáforo en rojo se queda ciego de manera súbita. “Es el primer caso de una ‘ceguera blanca’ que se expande de manera fulminante.” Perdidos en la ciudad o internados en cuarentena, los ciegos se aferran a la voluntad de sobrevivir. Saramago escribió:
La lógica y la eficacia mandaban que su participación de lo que estaba ocurriendo se hiciera directamente, comunicándolo lo antes posible a un alto cargo responsable del ministerio de Sanidad, pero no tardó en cambiar de idea cuando se dio cuenta de que presentarse sólo como un médico que tenía una información importante y urgente que comunicar no era suficiente para convencer al funcionario medio con quien, por fin, después de muchos ruegos, la telefonista condescendió a ponerlo en contacto. El hombre quiso saber de qué se trataba, antes de pasarlo a su superior inmediato, y estaba claro que cualquier médico con sentido de la responsabilidad no iba a ponerse a anunciar la aparición de una epidemia de ceguera al primer subalterno que se le pusiera delante, el pánico sería inmediato.

Un virus gripal creado artificialmente

En Apocalipsis (1978) Stephen King escribió sobre un virus gripal creado artificialmente como una posible arma bacteriológica llamada Proyecto Azul. Al filtrarse de una base militar se produce un pandemónium, “capital imaginaria del reino infernal”: muere el noventa por ciento de la población estadunidense.
“En 1969 King había publicado en la revista universitaria Ubris el cuento ‘Marejada nocturna’, protagonizado por un grupo de adolescentes, supervivientes de una epidemia que ha diezmado la población, que vagan por una playa y comienzan a presentar síntomas de contagio del virus. Este fue el primer acercamiento de King a Apocalipsis, su novela más ambiciosa hasta aquel momento”, escribió el autor argentino Ariel Bosi.
El origen de la novela está en una nota periodística, afirmó Bosi: “a principios de 1975, tras leer una noticia sobre la fuga de un virus de un laboratorio en Salt Lake City que tuvo como consecuencia la muerte de sólo algunas ovejas gracias a que el viento no soplaba en dirección a la ciudad, a Stephen King empezó a tentarle la idea de escribir una historia sobre una epidemia que acababa con la población. Sin embargo, ésta se convirtió, en palabras del autor, en su ‘propio Vietnam, porque me decía a mí mismo que en las siguientes cien páginas ya comenzaría a ver la luz al final del túnel’.”
King declaró en Twitter que el Covid-19 ciertamente no es tan grave como su pandemia ficticia, instando al público a tomar precauciones razonables.

Cuando la ficción coincide con la realidad

El autor de libros de suspenso y ciencia ficcion Dean R. Koontz relató en Los ojos de la oscuridad (1981) la irrupción de una pandemia en el siglo XXI. Hace casi cuarenta años publicó el libro en el que se lee:
“Para entender esto”, dijo Dombey, “debes retroceder 20 meses.” Fue por entonces cuando un científico chino llamado Li Chen escapó a Estados Unidos llevando consigo un diskette con información sobre el arma biológica más importante y peligrosa en una década. Lo llaman Wuhan-400 porque se desarrolló en sus laboratorios de adn en las afueras de la ciudad de Wuhan y fue la número 400 de las cepas viables de microorganismos producidos por el hombre creados en ese centro de investigación.
 Wuhan –epicentro en China de la pandemia que doblega al mundo– resulta una interesante coincidencia entre la ficción y la realidad. Afortunadamente el Covid-19 no es “un arma perfecta” como pretendió Koontz con el virus ficticio “Wuhan-400.”

FUENTE:      México.


EDUARDO SACHERI: "Lo mucho que te amé"

Eduardo Sacheri: "Me interesan las historias de gente normal, anodina y anónima"

En su última novela, "Lo mucho que te amé" (Alfaguara), habla de "la libertad y el deseo en tensión con los imperativos sociales" en la voz de una mujer.
Eduardo Sacheri
A Eduardo Sacheri le interesan las historias de gente normal, personas anónimas y anodinas que convierte en protagonistas de sus novelas en las que reproduce las preguntas que él mismo se plantea: "¿Se puede amar a dos personas al mismo tiempo?, ¿afrontaré el peligro de que mi vida vuele por los aires?".
Éstas cuestiones son algunas de las muchas que plantea en su última novela, "Lo mucho que te amé" (Alfaguara), en la que el escritor argentino habla de "la libertad y el deseo en tensión con los imperativos sociales" en la voz de una mujer en la Argentina de los años 50, según explica en una entrevista con Efe.
Como en otras de sus novelas, el autor expone "las grandes preguntas de nuestra vida, ya que todos vivimos interrogándonos sobre cuestiones profundas aunque seamos personas normales y corrientes".
Así lo ha hecho en exitosas novelas que han sido adaptadas al cine, como "El secreto de sus ojos", dirigida por Juan José Campanella, con guion de Sacheri y el propio Campanella, que fue ganadora del Oscar a la mejor película internacional en 2010. Y en "La noche de la Usina", Premio Alfaguara de novela 2016, llevada al cine en 2019 por Sebastián Borensztein con el título de "La odisea de los giles" y que logró el Goya a la mejor película iberoamericana en 2020.
En "Lo mucho que te amé", Sacheri se cuestiona sobre el enamoramiento, el matrimonio, la exclusividad amorosa, el destino y la libertad a través de Ofelia, una joven formal y feliz de una familia acomodada de Buenos Aires en los años 50, a punto de casarse, cuya vida cambia ante la irrupción de otro amor.
"Ofelia se mueve en la idea del mal menor, no está cómoda con la transgresión y solo el amor que siente la impulsa a ello. No es una feminista militante" , explica el escritor, que quiso "zambullirse" en sus propias preguntas a través de la voz de la joven.
Necesitaba esta voz femenina porque era mucho más potente que la de un hombre para contar esta historia de hace 70 años sobre " la amenaza de la sanción moral y la vigilancia de las costumbres, que se ceba sobre las mujeres mucho más que sobre los hombres", indica.
Una voz en la que, reconoce, le costó entrar: "no me atreví desde el principio a hablar en primera persona como Ofelia y escribí la mitad de la novela en tercera persona.
Para Sacheri, "el mejor momento de la escritura es cuando sientes que eres el personaje y que el personaje eres tú. Es una metamorfosis, cuando te sientes transfigurado".
Frente a la protagonista, Sacheri dibuja un personaje como la tía soltera que vive en el domicilio familiar, "con una rectitud asfixiante, con una moral de hierro que va por la vida sin la menor duda, segura de todo, distante de los que dudamos", explica.
Una historia, en definitiva, sobre la tensión entre la libertad y el deseo y los imperativos sociales. En la actualidad, dice Sacheri, frente a la década de los años 50 del pasado siglo, los límites morales son más individuales: "damos a nuestros deseos una prioridad mayor. No es que no tengamos códigos morales, son diferentes y damos mayor espacio a nuestros deseos", explica.
La política de la época está también muy presente en la novela porque en todos sus libros, señala, pone a sus personajes en el "piso de la Historia" ya que todas las vidas dependen de la sociedad y el momento en el que transcurren. "Y en esta familia, puestos a dialogar los domingos, hablan de política".

El escritor no se pronuncia sobre si ve esta historia en el cine: "lleva tres meses publicada en Argentina y todavía no me lo he planteado. En las otras ocasiones ocurrió porque me lo dijo alguien del mundo del cine; la invitación tiene que venir de allí".
Y apunta a la "suerte" preguntado por la razón por la que sus historias llevadas a la gran pantalla han tenido tanto éxito, aunque reconoce que puede ser porque cuenta historias de gente "normal" y porque sus novelas combinan acción y diálogo.

FUENTE:    EL Salvador.



PESTES Y PANDEMIAS.

Cinco libros para sobrevivir a la pandemia



La literatura está llena de historias sobre pestes y pandemias. Les recomendamos algunas de las más interesantes. 

El coronavirus ha impulsado la compra de novelas sobre plagas y epidemias.CORTESÍA

El rápido contagio del brote de coronavirus, que tiene a varios países en emergencia declarada y que mantiene en ascuas a la economía mundial, también ha propiciado a los lectores a mirar al pasado.

Desde que el índice de afectados aumentó en Europa, también aumentó la venta de ‘La peste’ de Albert Camus, unas de las obras emblemáticas sobre catástrofes epidemiológicas en la literatura mundial.

‘Los ojos de la oscuridad’, de Dean R. Koontz es otra novela que se ha popularizado, pues la obra situada en 2020, narra la historia de un arma biológica, el ‘virus Wuhan 400’, creada justo en el epicentro del coronavirus

Y aunque uno pensaría que, en medio del caos, el público preferiría historias con finales felices, también es cierto que nos encanta tener miedo. Si algo lo demuestra, además del repentino éxito en ventas de estas novelas apocalípticas, es el resurgimiento de películas como ‘Virus’ que están entre las más vistas en Netflix en la última semana. 

Así que, en esta edición especial de Kiosco de Libros, les recomendamos cinco libros para sobrevivir a la pandemia.

Guerra Mundial Z

Escrita en 2006 por Max Brooks, (y luego llevada al cine con deprimentes resultados), Guerra Mundial Z narra la historia de la plaga zombie que afectó al mundo. 
Contada a través de entrevistas realizadas por un agente de la Comisión de Posguerra de las Naciones Unidas, el libro ahonda en la epidemia, que se origina en China, y que se propaga rápidamente por el mundo gracias al tráfico de personas.



La novela se publicó en 2006.CORTESÍA

Lo curioso es que esta no es solo una historia de zombies, sino también la historia de los conflictos bélicos que se suscitan a raíz de la plaga, entre ellos una lucha nuclear entre Irán y Pakistán, las guerras por poder entre naciones, y la ineptitud de los estados en prepararse y manejar correctamente la crisis.
Contada a lo largo de diez años, la novela también cuenta los cambios culturales, religiosos y alimenticios que se dan tras la plaga así como las soluciones, parciales y terroríficas, que se imponen para una limitada supervivencia de la humanidad.

La danza de la muerte

Publicada originalmente en 1978, la novela de Stephen King arranca con un fallo catastrófico en un complejo militar, donde se lleva a cabo un proyecto secreto. De ahí huyen Charles D. Campion y su familia, portadores inconscientes de un misterioso virus que destruirá a la humanidad.

La primera parte de la novela aborda el veloz contagio del virus, un tipo de influenza fulminante con un índice de mortalidad del 99.4%. En cuestión de semanas, la mayor parte de la población muere, dejando a su suerte a pequeños grupos de supervivientes, que cruzan Estados Unidos en busca de víveres.



Una influenza fulminante es el virus que ataca a la humanidad en esta novela.CORTESÍA

La obra continúa con la creación de pequeñas sociedades democráticas de hombres y mujeres inmunes al virus y los problemas que ni una epidemia puede erradicar: la envida, la corrupción y la violencia. 
Rápidamente estallan conflictos entre las comunidades, que buscan eliminarse mutuamente por temor a un nuevo contagio. Los protagonistas de esta historia, personajes unidos únicamente por la casualidad, deberán elegir sus lealtades para con ello asegurar, una vez más, su supervivencia. 

Ensayo sobre la ceguera

El afamado libro del Nobel de Literatura, José Saramago, empieza con la propagación del virus de la ceguera. Un choque repentino, un hombre que no puede ver, y que en cuestión de días contagia a otros tanto, entre ellos el oftalmólogo que lo trata.
El grupo de pacientes afectados es separado de la población y encerrado en un hospital. Cada vez se suma más gente, entre ellos la esposa del médico, que se recluye en el sitio pero es la única que nunca pierde la visión.



Esta es una de las obras más conocidas del Nobel de Literatura, José Saramago.CORTESÍA

El encierro saca a la luz la naturaleza más oscura del ser humano, y el reclusorio se convierte  en una cárcel donde la tortura y el horror están a la orden del día. 
Tras su escape del sanatorio, los personajes se enfrentan a las realidades del mundo exterior, donde solo ha quedado el caos, y donde no hay autoridad alguna. ¿Qué sucede luego? El inesperado final de la historia es quizás uno de los motivos por su amplia aceptación, que ha llevado la novela incluso hasta la gran pantalla.

La peste escarlata

Escrito en 1912 por Jack London, la novela cuenta la historia de James Smith, uno de los poco supervivientes de la ‘Peste Escarlata’, una epidemia para la que jamás se encontró una cura y que arrasó con la humanidad.

La historia inicia en 2073, mientras el protagonista rememora sobre tiempos pasados junto a sus nietos. Los recuerdos que transmite a los chicos les parecen inverosímiles, pues ellos viven como lo hacía el hombre primitivo, de la caza y el cultivo de productos, sin acceso a la educación moderna y hablando un español rudimentario. 


El libro se sitúa en 2073, sesenta años después de la plaga que acaba con la humanidad.CORTESÍA

Smith, quien fue profesor de inglés en una prestigiosa universidad, se enfrenta a la plaga dentro del aula, cuando una de sus estudiantes muere repentinamente. Su familia no lo acepta de vuelta en casa y este inicia una peregrinación hacia las montañas junto a un grupo de desplazados.

Tres años después, cansado de la soledad y tras la muerte de los miembros de su grupo, regresa a San Francisco, donde se une a las comunidades que se han formado. Sin embargo, la vejez le llega con una única revelación: cuando muera, la historia de la humanidad previa a la epidemia morirá con él.
Los que duermen en el polvo

En esta novela de Horacio Convertini, una epidemia zombie se ha tomado Buenos Aires. Jorge, un periodista venido a menos y en duelo tras la muerte de su exesposa, con quien mantenía una compleja relación, se une a un comando que busca retomar la capital.
A cargo del comando esta Lele Figueroa,  un fascista, obsesionado con el poder, y que cree que, de ganar la reconquista, se convertirá en héroe.


La obra aborda una epidemia zombie en ArgentinaCORTESÍA

Pero ‘Los que duermen en el polvo’ es mucho más que una novela sobre zombies. Lo verdaderamente espeluznante son los protagonistas, y las dudas morales que deben plantean.
La epidemia, en este trasfondo, es un elemento más bien decorativo, y es el lector el que debe condenar o comprender a los antihéroes de esta historia, y cuestionarse sus propios prejuicios y motivaciones.

Extra:


No es una novela, sino un cuento.  ‘La máscara de la muerte roja’ de Edgar Allan Poe, pequeña obra de arte de estilo gótico, juega con la pandemia, el terror y la muerte, para enorme satisfacción de los lectores. Léela aquí



FUENTE:     Ecuador.