sábado, 3 de abril de 2021

ENTREVISTA A JULIO CÉSAR BARCO ÁVALOS

  JULIO CÉSAR BARCO ÁVALOS

"Un arte sin poesía es mero material muerto."

ENTREVISTA A JULIO BARCO[1]

En todo escritor(a) fluye una esencia invisible que hace visible en el corazón de sus lectores el amor por la lectura. ¿Cómo te definirías y cuál crees que es la esencia que deseas transmitir a tus lectores?

R. ¿La esencia? Yo diría que la esencia es el centro, el núcleo duro de todo poema. Según Hegel, en su Enciclopedia de las ciencias filosóficas, la esencia de las artes es la poesía. Es decir, en la poesía se esencializa toda la épica humana. Sin esencia, es decir, sin luz, sin brillo no hay palabra que vuele. El lenguaje alado es esencial. Las alas de un poema son su esencia, es decir, su materia luminosa. Yo, en mi escritura y  mis libros pienso que quizá no solo poseo esencia, sino varias. Y me gustaría trasmitir la sensación de una pluralidad, de un concierto de armonías, de esferas girando en una galaxia inmensa. La realidad como tal me atrae, la influencia de la propia literatura me seduce. Ahora, viendo mis obras, creo que cada una tiene diferentes matices. En Arder (gramática de los dientes de león)[2] es el canto del fuego de la estética y del erotismo; en Respirar, es la posibilidad de vivir la rebeldía, crítica y la vitalidad como una sola esencia.

Te imaginas estar en un universo acompañado de todos los escritores del mundo. ¿Con qué escritores te gustaría entablar una amena conversación? ¿Por qué?

R. Con los poetas clásicos como Shakespeare o Rubén Darío. Aunque, quizá sea mejor evitarme el conocerlos. No dejo de pensar que estos autores justamente por ser talentosos tuvieron muchos detractores y pocos amigos; supongo que ser contemporáneo de Shakespeare te ponía a veinte pasos debajo de él y su talento. Aunque a veces nos cueste aceptarlo, el mundo de la escritura, como cualquier otro, es muy competitivo, tampoco soy purista y creo en la solidaridad total, sin embargo, cuando esta competencia no se filtra bien en algunos de los participantes suele llevar a grandes problemas. Todo arte tiene a muchos autores, desde los que solo son parte del decorado y de segunda escena, hasta los que son piedras de toque de una época. Es desesperanzador imaginar la cantidad de autores que simplemente son devorados en el inmenso olvido. Me gustaría, por otro lado, charlar con aquellos autores que no solo sean pose sino portales o caldos de cultivos de ideas: Borges, Pessoa, Montaigne que son grandes lectores y hasta filósofos del propio arte, de la poética y sus reflexiones, no solo de poesía, sino de la existencia, que igual es la propia vida y poesía convergiendo en una sola ruta.

Una pregunta regular y corriente, de cajón por decirlo, en la literatura sería: ¿El escritor nace o se hace? Desde el punto de vista personal ¿Cuál sería tu opinión?

R. Es esencial crecer en un espacio que te permita lo mínimo para llegar al fenómeno de escribir. Que te de soledad, que te deje huellas, que golpee tu propia forma de entenderte en la realidad, lo que conduce a que ciertamente la literatura sea absorber todo eso pero tener la voluntad de continuar remando por tu propio camino. Si bien lo pensamos, uno puedo nacer en cualquier lado y simplemente alimentar las ganas de crear o de hacer arte, lo que te permite observar que es siempre un acto individual, pero no individualista.

Navegando en el mar de los recuerdos, podrías cerrar los ojos y retroceder en el tiempo para rememorar aquel primer contacto con la escritura. ¿Recuerdas cuál fue tu primer escrito: poema, relato u otra inspiración?

R. Fueron, en realidad, varias situaciones. La soledad de la infancia, la escuela primaria, la secundaria y sus conflictos de identidad, la academia y la necesidad de juntarse con gente de tu misma onda, la universidad y las revistas literarias y lo vertiginoso de la vida. Ese primer contacto con el lenguaje literario me permitió volar en un viaje que nunca cesó, entendí que leer es algo más que observar palabras y que la literatura como viaje es un inmenso tesoro. Me sentí fascinando leyendo a Melville, Bolaño, Vargas Llosa, García Márquez, Sábato, Dostoievski, Gógol, Dumas, Sagan, Bukowski, y otros muchos autores como Hamsun, Isabel Allende –en Casa de los Espíritus y en Paula que me gustó harto–,  para seguir el viaje con los libros de Mark Twain, Antonio Tabucchi, Roth, Murakami, Rubén Darío, Stendhal, Shakespeare, Arguedas, Pessoa, Somerset Mougham, Vargas Vila, Gabriela Mistral, Blanca Varela entre un infinito mar de libros y autores, músicos como Charlie Parker, o cineastas como Kusturika, son experiencias tan intensas que hacen de la vida un espacio de no solamente angustia sino de vida, amor, de muchísima luz. De todos, evidentemente, asimile algo como una enorme y apasionada esponja con ganas de mezclar a Goethe con el ceviche de mi barrio, o a Dylan Thomas con la chicha de Chacalón o el sublime jazz de Michel Petrucciani. La síntesis es realmente apreciable: leo a Hinostroza y a Kavafis, a Cervantes y a Góngora, a Herodoto y Mallarmé, sin dejar de lado la novedad última, los libros caletas, los autores que nadie recuerda, la bibliografía de Ricardo Palma, o Dickens, o P. Dick.  En ese sentido, soy muy cercano a Goethe que entendía muy bien la idea de mezclar las influencias sin ocuparse de

Cuando publicas tu primera obra literaria es como estar presente en el parto de tu primera hija o de tu primer hijo. Es una sensación indescriptible. ¿Cuántos libros has publicado? ¿Qué destacarías de ellos?

R. Hasta este 2021 tengo prácticamente 15 libros[3] y sospecho que, a mis 13 o 16 años, cuando mi entusiasmo por la literatura iba en aumento, jamás pensé llegar a tantos títulos y a tan corta edad. Por un lado, esto me estimula a seguir adelante, ya que mis libros actualmente se publican en todo el continente y son leídos en varios países. Por otro lado, no me siento conforme con lo que voy escribiendo, sigo buscando aquella obra absoluta que –sospecho– puede ser una o varias que integren todo un corpus. Creo que la única forma de saber el compromiso de un autor con la literatura es leyendo sus obras. Solo las obras hablarán por nosotros y revelaran aquello que fundamos en el verbo. También considero que mis libros son críticos y rebeldes con la época o modas que existen, lo que resulta de una obstinada manera de acercarme a lo literario y su ejercicio. Una amiga me preguntó cómo había logrado escribir tantos libros y simplemente le dije la verdad: amo escribir, no me pongo a pensar en otra cosa que no sea mantener los dedos calientes y la inspiración indómita frente al teclado.

En la actualidad las redes sociales son como el pan de cada día. ¿Cuál es tu opinión acerca del papel del escritor en este mundo digital?

R. Tengo ideas concretas sobre este tema: no me considero un cínico ni alguien atrapado en la apatía generalizada, sino un entusiasta de armar proyectos a nivel de redes, de armar recitales, conferencias y entrevistas virtuales, de usar el espacio, pequeño y anodino aunque influyente y espontáneo, de la virtualidad. Es un gran foro para llegar a muchos lugares, conectar con autores de diversos lados y crear cultura o establecer debates. Esto es lo positivo que veo y desde mis plataformas, como Lenguaje Perú[4] vengo organizando eventos de este tipo, con talleres y seminarios y conferencias de todo calibre.

Cuando eres niño, muchas veces, miras a tu madre y a tu padre, y dices: “De grande quiero ser como ella o como él”. En tu deseo de ser escritor(a) qué autores fueron la inspiración para que se materialice en ti ese efecto creativo.

R. Quizá la figura de los escritores que leí de joven, como Vargas Llosa o Ribeyro, o Vallejo o Heraud, empezaron a ser en mi propia vida como brújulas de cómo ser y actuar, pero también de formas de entender la realidad más allá de lo que me daba mi cotidianidad. En casa, aunque no habían libros, siempre tuve a la mano revistas y periódicos y soledad, efecto que me llevo a escribir, pensar, hacer libros. Vi un valor en aquellos seres que se enfrentaban a la vida con el deseo de escribir, cantar sus furores internos, enjuiciar a su época desde fuertes poemas a grandes ramas, en convertir su vida en un arte, una máquina hecha para la propia creación literaria. Sí, pues desde joven sospechaba que la literatura es una suerte de trabajo tenaz contra todos, y donde, evidentemente, la dedicación y la soledad eran la llave para seguir insistiendo en este oficio que si no te da satisfacción por su propio mecanismo uno simplemente debería abjurar de él. La Literatura y la Poesía nos ponen al límite de nosotros mismos pero su labor, el deseo que mueve su trabajo, las ambiciones que sostienen ciertos proyectos son la base para lograr que cuajen de una forma más elevada y óptima. Por otro lado, quise ser  como muchos pero finalmente acepté mi camino y me acurruqué en mi propia voz, que es un concierto de voces y donde creo asumir mi propio timbre. Y al margen de lo literario, la influencia de algunos amigos y familiares, como profesores o mi abuela, que determinaron para siempre mi carácter terco, indomable, apasionado.

En cada escritor(a) la musa creativa depende del lugar, el tiempo o estado de ánimo. ¿Cuál es tu sitio o momento preferido para crear? ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir o leer?

R. Creo de lunes a domingo, en cualquier momento, siempre que tengo tiempo y sospecho que eso me hace un escritor que no trabaje por la inspiración sino por la transpiración. Escribo mejor cuando estoy tranquilo, pagué mis deudas, caminé y charlé mucho, y tengo toda la soledad y silencio necesarios para terminar mis obras. La literatura, la lectura, la escritura, la conversación sobre la escritura, la conversación sobre la lectura, la conversación sobre la conversación de la lectura y escritura en todo observo una gran danza orgásmica, una gran masa de sensaciones que elevan el tema hasta el infinito y logran causar gran satisfacción en sus hacedores. Podría tener más dinero dedicándome más tiempo a trabajar para ganarlo pero dedicarme a escribir mis libros me produce algo más esencial e importante: paz interna, sensación de no desperdiciarme, un compromiso con mi vida.

Para escribir hay que amar la lectura o por lo menos considerarla parte de uno, todo esto es un síntoma de enriquecimiento a la hora de crear. ¿En tus tiempos libres lees algún libro? ¿Recomendarías alguno que hayas leído?

R. Bueno, hay varios autores capos. Sin ir muy lejos recomiendo leer como Gonzalo Rojas, Charly García, Herman Melville, Bolaño, Cortázar, Arguedas, Vargas Llosa, Pizarnik, Faulkner, María Emilia Cornejo, Carmen Ollé, Juan Ramírez Ruiz, Emily Dickinson, Octavio Paz, Salinger, Mark Twain, Enrique Lihn, Carmen Berenguer, Blanca Varela, Dulce María Loynaz, Juan Ramírez Ruiz.[5]

En el pensamiento de cada lector, a veces le gustaría ser algún personaje: héroe, villano… ¿Qué personaje, de las obras que leíste, te gustaría ser o conocer? ¿Por qué?

R. Me inclino más al heroísmo, para mí los poetas y escritores y dramaturgos que emprenden una tarea por hacer arte son una suerte de héroes. Hoy en día, donde la sociedad nos empuja a la estolidez; tampoco, es obvio, me interesa ser una suerte de personaje de ficción ni nada por el estilo. Me gusta, en ese sentido, lo que permite hacerse y soñarse desde la palabra. El punto de aterrizaje que establece sobre los diferentes modos de pensar, sobre nuestra propia manera de decir las cosas y entender la realidad. En ello va el fluido de lo que me interesa, por ende, sospecho que lo de villano no queda en mi onda. Los poetas y escritores son los verdaderos héroes de esta extraña realidad.

Y por último. Entre gustos y colores ¿Por qué género literario te decantas: narrativo, lírico o dramático?

R. Leí mucha narrativa al inicio de mi formación, sea novelas de Alejandro Dumas o Vargas Llosa, Almas muertas de Gógol o Entre padres e hijos de Turgeniev o El amor en los tiempos del cólera de García Márquez, sin embargo, con el paso de los años y siguiendo la ruta del gozo lector, considero que mi género mayor es el lírico. Creo, incluso, que la poesía es el núcleo de todos los géneros y alimenta todas las artes. Un arte sin poesía es mero material muerto. Si seguimos viviendo gracias a que los árboles siguen brindando oxígeno, creo que lo esencial sigue vivo mientras el lenguaje poético siga existiendo. Quizá suene demasiado gaseoso, pero creo que la poesía y el respirar son acciones reciprocas, y, justamente, como los árboles, dan vida, dan luz, dan oxígeno. Y este proceso natural es lo que hacemos los poetas: transformar el lenguaje en algo más respirable.



[1] (Lima, 1991), estudió en la Universidad Nacional Federico Villareal, Lima, Perú. Autor de los libros Me da pena que la gente crezca (Arteidea Editores, 2012), Respirar (La Chimba Editores-2018-Premio Gremio de Escritores), Arquitectura Vastísima (Editora Huachumera-2019-Premio Huauco de Oro), Arder (gramática de los dientes de león) (Editorial Higuerilla-2019), La música de mi cabeza-volumen 7 (Lenguaje Perú -Editores) En novela, este 2019, presentó Semen (música para jóvenes enamorados) (Lenguaje Perú- Editores) Ese mismo año, fundó la web lenguajeperu.pe Fue fundador y director del grupo TAJO. Este 2020 sorprendió al público lector al editar cuatro libros en tiempos de Covid 19: Des(c)ierto (Metaliteratura, Argentina 2020), la re-edición de Semen (Metaliteratura, 2020) y dos volúmenes en Colombia: Sistema Operativo (SO, 2020) y Copiar, cortar, pegar, cargar (Obra Abierta, Colombia, 2020) Actualmente es redactor de Literalgia y Lima Gris y gestor del proyecto cultural Poético Río Hablador, que desarrolla proyectos de poesía en El Agustino y dirige la web Lenguajeperu.pe, que es una nueva bitácora nacional de poesía y arte peruano y latinoamericano. Actualmente, termina de escribir sus nuevos cuatro libros: Poetizando (ensayo poético), Enrique (Novela), y los poemarios Mosaico (poesía) y Cuaderno de Trabajo de la nueva poesía peruana (parte 1) Obtuvo una mención honrosa en el XI concurso Poeta Joven del Perú (2020) con el poemario Semilla Cósmica. Actualmente escribe sus nuevos diez libros y brinda talleres virtuales gratuitos a través de la plataforma Lenguaje Perú (www.facebook.com/lenguajeperu.pe)

[2] Leer aquí : https://comunidadliterariaperuana.com/arder-julio-barco/
           aquí: https://www.cineyliteratura.cl/arder-gramatica-de-los-dientes-de-leon-de-julio-barco-la-melodia-del-fuego/
           aquí: https://comunidadliterariaperuana.com/arder-julio-barco/

[3] Este año,  en enero, salió mi nuevo libro Mosaico. Pueden verlo aquí: https://www.amazon.es/Mosaico-Julio-Barco/dp/B08R4F8PB4

[4] Entrar: www.facebook.com/lenguajeperu.pe

[5] Sospecho que algunos tendrán curiosidad de escuchar mis seminarios-conferencias virtuales:

https://youtube.com/channel/UCEVjKObjuZqWYJFnHJHlp1w


LIBROS:








Agradecimiento al escritor JULIO CÉSAR BARCO ÁVALOS.

Una entrevista de LÁPIZ ANDANTE


2 comentarios:

  1. julio es de la voces mas collage de la nueva hornada poetica peruana.
    POETA RICARDO MUSSE CARRASCO. SALUDOS DESDE SULLANA

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    1. Gracias por los comentarios, poeta Ricardo Musse Carrasco. Un abrazo fuerte.

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