Felipe Munita, Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia 2022
El poeta e investigador chileno, ganador por la obra Trinares, dice que “en la infancia, la poesía es el género más adecuado para familiarizarnos con las claves de la lectura propias del texto literario”.
“La aportación de la Fundación para las Letras Mexicanas es que empezó a construir un espacio para una poesía que estaba huérfana”, dijo el poeta e investigador chileno Felipe Munita Jordán, ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia 2022 por su obra Trinares.
Es un reconocimiento otorgado por la Fundación para la Letras Mexicanas en su decimonovena edición y cuyas premisas coinciden con la trayectoria y motivos creativos de este autor.
Felipe Munita Jordán nació en Santiago de Chile en 1979. Siendo niño, su padre, al regresar por la noche del trabajo a su casa, le contaba una historia para despedir el día en turno. Aquella narración inventada, extendida cada noche por su progenitor, era para aquel niño, equivalente, a Los Hermanos Karamazov, de Dostoievski.
“La infancia es la edad ideal para entablar una relación duradera y enriquecedora con la literatura, y la poesía es el género más adecuado para familiarizarnos con las claves de la lectura propias del texto literario”, agregó.
El premio, dotado con 200 mil pesos, incluye la publicación del poemario por parte del Fondo de Cultura Económica, y le fue otorgado bajo el seudónimo de Alelí, por considerar que Trinares acerca a la infancia “al disfrute de la riqueza plástica, métrica y sonora de la poesía versificada; y es una invitación a seguir muy de cerca el proceso imaginativo y el sentido gozoso de su creación".
Sobre la decisión del jurado de este reconocimiento, entregado desde 2004, a los autores de poesía hispanoamericanos, el autor chileno explica: “creo que el jurado reconoció el trabajo de musicalidad a partir de formas poéticas tradicionales. Trabajo mucho con métrica, con poesía rimada, pero intentando elaborar una palabra nueva”.
“Para mí es una distinción muy importante porque cuando este galardón surgió, se empezó a construir un espacio para un género que estaba huérfano. En ese momento la poesía para las infancias estaba muy subordinada a las narrativas y al libro álbum, se escribía todavía muy poca literatura para la infancia y era muy restringida. Lo que este premio aportó fue abrir el juego poético hacia diversas formas de pensar el binomio poesía-infancia, entonces fue relevante la apuesta por el verso libre, por ejemplo”, aseguró.
Munita se mostró maravillado al saber que tres poetas de un oficio poético tan claro y marcado hayan reconocido por unanimidad su trabajo: el jurado fue integrado por Coral Bracho, Norma Muñoz Ledo y Blanca Luz Pulido.
“En mi doble posición como poeta para la infancia y de investigador de temas de literatura infantil y juvenil, además de muchos años como mediador de lectura, creo que la infancia es la mejor etapa para empezar a paladear la palabra con otros usos que no son los cotidianos. Ojalá existiera más ese descubrimiento de una palabra manipulada con propósitos estéticos”, señaló.
El autor también de Yo, mediador (a). Mediación y formación de lectores, reveló que su vocación por la escritura poética nació desde su juventud, y el paso de la lectura a la pluma fue muy natural, incluso asumida recientemente. Su mundo poético se define con dos claves: la música y la naturaleza en permanente diálogo consigo mismo, su fascinación por las aves y un contacto estrecho con la naturaleza.
El poeta chileno recuerda que su madre cantaba boleros antiguos, y que sus cinco hermanos, mayores que él, tocaban la guitarra. Comenta que esa búsqueda de la poesía, la siente también con la música, “una invitación a otra manera de nombrar al mundo, de mirar la experiencia humana”.
Munita menciona con cariño a un maestro de Historia, gracias a quien experimentó la curiosidad por las obras, y le abrió ventanas para adentrarse a ellas, a socializar el conocimiento y construir sentido junto a otras personas. Luego, cuenta, junto a un entrañable amigo comenzó a descubrir y a desvelarse para leer poesía, asistir al teatro y copiar los versos de los grandes escritores chilenos.
El poeta es autor de 10 pájaros en mi ventana, publicado en 2016 e ilustrado por Raquel Echenique, poemario que obtuvo el Premio Amster-Coré 2017; la Medalla Colibrí IBBY Chile 2017 y el Premio Fundación Cuatrogatos 2017.
Trinares, su segundo poemario, elegido entre 179 obras provenientes de países como Argentina, Costa Rica, Cuba, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, Perú y México, será publicado por el Fondo de Cultura Económica.
El Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia también lo han recibido recientemente poetas como María José Ferrada (Temuco, Chile 1977), Evelyn Moreno (Ciudad de México, 1979), Micaela Chirif (Lima, Perú, 1973), y Elizabeth Reinosa Aliaga (Cuba, 1988).
“El galardón es un referente ineludible para la literatura infantil y juvenil de lengua española, pues confiere a las infancias un papel protagónico como público lector, y convoca a poetas y a jurados que son una presencia relevante en la lírica hispanoamericana”, finalizaron los organizadores.
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