El
escritor mexicano Jorge M. Mier gana el Premio Desnivel de Literatura 2018 con
la novela 8.848. Clama Everest
«Un libro muy entretenido y muy trabajado que nos
cuenta una historia bellísima.», afirma Ramón Portilla, miembro del jurado de
esta XX edición del Premio Desnivel.
Jorge
M. Mier ganador Premio Desnivel de Literatura 2018 con la novela 8.848. Clama
Everest
Que las
distancias se hayan acortado es uno de los grandes beneficios de este mundo
digital. Hace veinte años, cuando el Premio Desnivel de Literatura arrancaba,
era difícil imaginar que alguien del otro lado del charco pudiera ganar una
convocatoria. Hace ya un tiempo nos modernizamos y decidimos cuidar los árboles
y fomentar el envío de los libros en formato digital, dejando atrás aquellos
tochos que llegaban a la editorial ocupando mil estantes. Desde entonces se
borraron las fronteras. Y así todas aquellas personas que hablan la literatura
en español, han podido mandar sus libros.
Ha sido sorprendente ver
cómo cada año llegaban numerosos participantes de tierras
lejanas. En esta edición número veinte se han presentado 115
manuscritos y cuarenta de ellos venían de la pluma de escritores de Colombia,
Argentina, México, Perú y Uruguay. Y nunca había ganado nadie de allá. Esta vez
no ha podido ser de otra manera ya que el libro seleccionado 8.848. Clama
Everest, es de una calidad, un ritmo y una cantidad de montaña, increíble.
Este
año el jurado estaba compuesto por Ramón Portilla, Ion Berasategi —ganador de
la pasada edición— y yo misma. Ramón es un lector insaciable, posiblemente una
de las personas dentro de nuestras fronteras que tiene la biblioteca más amplia
en lo que a alpinismo, escalada y aventura se refiere. Sin duda un erudito en
literatura de montaña. Y además un apasionado: lee los libros con un entusiasmo
y un respeto difíciles de igualar.
A
esto hay que añadir su experiencia en montaña, en viajes y expediciones… por lo
que tenerlo en el jurado ha sido un verdadero lujo y un placer. Ion estudió los
libros con carácter metódico y comprometido, desde el respeto que genera haber
estado al otro lado hace apenas un año. Ambos pasaron un verano viajero
acompañados de historias increíbles.
Sentarse para hablar de
libros en un medio día de finales de verano, en una calle antigua, donde se
encuentra la mágica Librería Desnivel… es uno
de los placeres de la vida, por lo menos para quienes estábamos reunidos con
intención de seleccionar un ganador o, si la ocasión lo requería, dejar el
premio desierto. Pero esta vez, como muchas otras, no era el caso. Todos
estuvimos de acuerdo en que el libro que mejor representaba el espíritu de
Desnivel y las expectativas de nuestros fieles lectores era 8.848.
Clama Everest.
Generaciones de alpinistas, una misma
pasión
Una de las cosas más
hermosas que tiene una pasión cuando la vives plenamente es transmitirla a
aquellos a quienes amas. Y 8.848. Clama Everest habla
en gran medida de lo que tenemos en común y lo que marca la diferencia cuando
compartimos el deseo de subir montañas. Es la historia del nieto de un gran
alpinista que en los tiempos actuales también es un alpinista puntero, es una
historia de amistad, de montañas y de conflictos.
«La
historia es muy actual» comenta Portilla, «durante la novela ves un montón de
las cosas que están ocurriendo en el alpinismo actual: invernales, rapidez, la
ambición, la presencia de los medios de comunicación… y también mucho de lo que
siempre ha movido a los alpinistas a subir montañas. Es un pedazo de novelón».
Desde
la trayectoria vital y profesional de Henry, vamos recorriendo el Annapurna, el
Everest y toda una vida de recuerdos montañeros que no son solo escaladas sino
la asociación de las montañas y la escalada con el cambio, con la
transformación del mundo y de uno mismo.
«La
historia del protagonista es conmovedora, sobre todo por la vida de las
personas que le rodean durante su trayectoria alpina», comenta Ion Berasategi,
«me han encantado las discusiones que tenía con su abuelo, incluso cuando este
ya había fallecido. Porque tienen formas diferentes de entender el alpinismo;
dos filosofías que corresponden a diferentes épocas. Un lujo. Entretenimiento
garantizado».
Un
libro contado desde diferentes miradas y perspectivas que nos lleva a conocer los distintos
puntos de vista sobre un mismo suceso y la complejidad de juzgar desde fuera.
«Una de las cosas que más me gusta es que lo va contando cada personaje en
primera persona» afirma Ramón, «y me flipa, habiendo estado en esa zona, lo
bien que describe la marcha de aproximación al Everest, lo hace tan bien que
parece que estés haciendo la aproximación con ellos».
Para
viajar con Henry y sus amigos a través de 8.848.
Clama Everest,
habrá que esperar a finales de noviembre. Pero la espera merecerá la pena.
El escritor que se hizo montañero
Normalmente
suele ser al contrario, tienes una experiencia en montaña y necesitas
escribirla, en este caso es al revés, él necesitaba un escenario para su
historia y entonces tuvo que hacerse montañero.
«La escritura me ha inspirado para ir a la montaña».
Dar
la noticia de que se había proclamada ganador a Jorge Mier, no fue tan fácil
como en otras ocasiones ya que las siete horas de diferencia horaria nos
descompasaban un poco.
Al
escuchar su voz joven, 29 años, al otro lado del teléfono, con un marcado
acento que casi no se nota en su novela pero que sí endulza su hablar, agradecí
este mundo sin distancias. Le pregunté si podría venir a recoger el premio
desde tan lejos: «Llevo tres años esperando tu llamada, claro que voy a ir,
encantado».
Este proyecto nació hace
tres años y desde que nació lo tenía pensado para Desnivel. Surgió en las
calles de Barcelona, buceando en librerías, y en una encontró el libro de Mal de altura, buscaba un escenario
adecuado para su novela y entre esas páginas lo encontró.
«Empecé
a escribir y le dije a mi mujer que teníamos que ir a Nepal que si no la
historia me era muy ajena y necesitaba hacerla más cercana… mi sueño es ser
escritor no montañero pero ahora, cada vez que queremos desconectar aquí en
Ciudad de Méjico, nos subimos a un volcán y hemos recorrido ya muchas
montañas». Su madre es murciana y los veranos los pasaban en casa de los
abuelos. Aunque empezó derecho enseguida se decantó por filología inglesa que
cursó en la Complutense de Madrid.
Cuando
me dice que se dedica a escribir le pregunto «¿de manera profesional?» (a veces
me sorprende lo convencionales que son mis preguntas) «de esa manera en la que
la gente dice “muchacho tendrás que trabajar de algo”». Responde.
Cuando
tenía 17 años su madre abrió una librería en Ciudad de Méjico, por entonces
Jorge apenas había leído nada pero como ella es abogada le puso al frente y
empezó a leer para saber lo que vendía «y algo encontré en mí mismo que al poco
le dije a mi madre “esto es lo que quiero hacer” y ella se rió “¿has leído tres
páginas y ya quieres escribir una?” desde entonces no he parado de leer y
escribir y fallar… y ahora he ganado el Premio Desnivel…»
Ha ganado el Premio
Desnivel de Literatura con, 8.848. Clama Everest,
novela que en noviembre podréis disfrutar. Mientras tanto no dejéis de escribir
y de leer y de fallar y nosotras no dejaremos de daros las gracias por esos
sueños en forma de manuscritos que viajan a través del tiempo y del espacio.
Gracias
a todos los participantes por el trabajo, la valentía y la confianza.
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