sábado, 26 de diciembre de 2020

GANADOR DEL XXX PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA JAIME GIL DE BIEDMA

 La nicaragüense Gioconda Belli recibe el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma

Proporcionado por Agencia EFE

La poeta nicaragüense Gioconda Belli ha recibido este lunes el primer galardón de la XXX edición del Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma otorgado por la Diputación Provincial de Segovia por su obra 'El pez rojo que nada en el pecho'.

La escritora ha recibido el premio a través de un vídeo reproducido durante el acto de entrega porque no ha podido viajar hasta Segovia debido a la crisis sanitaria y la ceremonia, celebrada en el teatro Juan Bravo de Segovia, se ha llevado a cabo con un público muy reducido debido también a la pandemia.

Sí han estado presentes los dos autores galardonados con sendos accésits en esta edición, David Refoyo, quien ha conseguido tal reconocimiento por su obra "El fondo del cubo" y Jesús Aguilar, que ha obtenido este título por "Versos perdidos en el desván".

A pesar de que la ganadora del primer premio no ha podido acudir al acto por la crisis sanitaria, su sobrina, la también escritora Laura Martínez, ha acudido este lunes al teatro de Segovia para hacerlo en su nombre.

Después, han reproducido en la sala un vídeo remitido por la autora, quien ha considerado "extraño" recibir el premio a través de una pantalla y ha agradecido que el jurado haya elegido su obra entre las más de 1.700 propuestas recibidas.

Unas de sus primeras palabras han estado dedicadas a "los 109 presos políticos en Nicaragua" y "las personas que en todas partes del mundo luchan por la libertad y por la vida", además de "el personal sanitario que está enfrentando el rebrote de la pandemia".

Durante su discurso de aceptación de este primer premio, dotado de 10.000 euros, Belli se ha referido a los elementos que, en su opinión, ella tiene en común con el poeta que da título al certamen, Jaime Gil de Biedma (1929-1990).


Proporcionado por Agencia EFE

Ha citado como ejemplo su "malestar de clase" al saberse ambos de origen burgués y ser activistas sociales, que él simpatizase con en el Partido Comunista como ella en el Sandinista o lo "transgresor" que él fue al reconocer su homosexualidad en una época tan conservadora, como ella lo hizo con su feminidad en una sociedad "machista y atrasada" como la Nicaragua de los años setenta.

También ha mencionado la artista como un ejemplo de semejanza con el consagrado poeta su "rechazo" a "esa aberración de la vida que es la muerte".

Ha dicho considerarse en "avanzado estado de juventud" a sus más de setenta años y ha confesado que el epitafio que ha escrito para su lápida es "Yo no quería estar aquí".

Por su parte, los ganadores de los dos accésits en esta edición, David Refoyo y Jesús Aguilar, sí han recogido sus premios, dados sendos discursos y leído de forma presencial algunos versos de sus obras para el público, formado por los familiares de los premiados en el teatro y muchos más vía transmisión por internet.

Refoyo ha dedicado el premio a su familia y, especialmente, a su padre, a quien acompañó durante su juventud como limpiador de cristales por Zamora, ciudad de la que es original, en una labor en la que, aunque ha reconocido que en su juventud le resultaba algo tediosa, ahora valora muy positivamente.

"Ha resultado un gran aprendizaje de la vida y me ha servido mucho para pensar e ir hilvanando mis primeros poemas", ha asegurado.

El madrileño Jesús Aguilar ha elogiado el valor de la poesía, la cual ha calificado de "una forma de religiosidad": "Poesía y religiosidad nos distinguen de las bestias y nos impiden que nos convirtamos en bultos gregarios y robotizados", ha manifestado.

Ha sostenido que, aunque a él le queden "tres telediarios", confía en que las nuevas generaciones "sepan defender" la dignidad de sus ancestros: "No caminamos a cuatro patas ni nos arrastramos; somos personas que nos emocionamos contemplando el cielo", ha completado.


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