OJOS LLENOS DE ALEGRÍA
ESTAR VIVO CON
R.W. EMERSON
Un viaje apasionante a través de la vida y el pensamiento de uno de los filósofos más destacados de su tiempo: Ralph Waldo Emerson
SINOPSIS
Ralph Waldo Emerson fue en su tiempo y será por siempre una fuente de inspiración infinita. Adalid de la autoconfianza y de la adopción de un sentido de felicidad moral, es ejemplo inigualable de fraternidad y humanismo.
Todo ello se percibe leyendo su monumental diario y su libro Naturaleza, manifiesto del trascendentalismo, su ponencia «El escolar americano», pionera en unos Estados Unidos en proceso de forjarse una cultura propia, y su discurso en la Facultad de Teología de Harvard en el que criticó la religión institucionalizada.
Esta conducta valiente y su filosofía optimista atraviesan, de forma vívida y emocionante, Ojos llenos de alegría, un ensayo en el que Toni Montesinos aborda la vida y obra del considerado fundador de las letras norteamericanas, que tanto influyó en autores como Henry David Thoreau, Walt Whitman o Louisa May Alcott.
Un hombre heroico y familiar, que una época marcada por la política, la esclavitud y la guerra, se comprometió con la búsqueda intuitiva de la verdad, servir al prójimo y hallar lo divino por doquier y en el interior de cada ser humano.
«Es la vida lo que tiene valor, no el haber vivido.»
TONI MONTESINOS
Toni Montesinos es escritor y crítico literario de La
Razón, redactor jefe de Qué Leer y colaborador
de Cuadernos Hispanoamericanos, Cultura/s de La
Vanguardia y El Viajero de El País. Autor de unos
cincuenta libros de diversos géneros entre los que se
encuentran la poesía, la novela, la crónica o el
ensayo, también se ha encargado de editar o
prologar obras de una docena de clásicos españoles,
hispanoamericanos y anglosajones. En Ariel ha
publicado las biografías El triunfo de los principios:
cómo vivir con Thoreau y El dios más poderoso: vida
de Walt Whitman.
ALGUNOS EXTRACTOS DE LA OBRA
«En toda sociedad moderna se aboga con firmeza por la utilidad y el empoderamiento que implica adquirir conocimientos, pero en su texto «Caminar» Thoreau defiende la opción de una «Ignorancia Útil, a la que llamaremos Conocimiento Bello»;5 no con el ánimo de privilegiar la ignorancia sino más bien de desenmascarar pedanterías y demás vanidades que consideren útil esa «pretendida sabiduría» que muchas veces, afirma sin tapujos ni matices, es tan desagradable como inútil. Y una idea análoga podríamos encontrar en las afirmaciones de Emerson respecto a que somos demasiado corteses con los libros —pues a veces unas cuantas frases «áureas» no merecen la lectura de cuatrocientas o quinientas páginas—, a que deberíamos negarnos a aprobar textos canónicos por muy famosos que sean —ya que el Homero de turno tiene que demostrarnos a cada uno de nosotros que es un maestro deleitable o, si no, toda su celebridad no habrá servido de nada—, o a que el lenguaje sería algo que despreciar con solo pararse a contemplar la naturaleza. [...]»
«Dada esta búsqueda en pos de la espontaneidad, que para Emerson constituye la mejor acción, ya que el espíritu siempre acierta —de hecho, ningún libro es bueno si no está escrito con los instintos, apunta—, la persecución del saber, ateniéndonos al caso de Thoreau, es intermitente, como él mismo reconoce, pero su curiosidad es constante.»
«[...] ambas visiones, una socialmente exitosa y la otra exitosa íntimamente, se complementan: la seria y profesoral del viejo Emerson, escritor de atril; la sencilla y al descubierto de Thoreau, escritor sobre troncos de árboles, bajo las estrellas diurnas de un firmamento sin dioses en el que, no obstante, cabe depositar nuestra fe.»
«[...] Emerson hablará repetidamente de la educación desde sus conferencias y escritos y, al denunciar la ignorancia subyacente en la sociedad, pedirá la gestación de una literatura nacional —en una conferencia en Harvard en 1837—, más la necesidad de leer bien, de alcanzar una independencia intelectual, de enseñarse a uno mismo. «Si no he leído nada, siento que mi día ha carecido de sustancia»,9 le escribió una vez a un amigo.»
«Él era uno de esos lectores voraces e insaciables que parecían posar sus ojos en todo lo que proliferaba en la época, incluyendo revistas culturales y otros tipos de publicaciones heterogéneas; un lector erudito como pocos pero siempre ávido de dejarse sorprender [...].»
«La fuerza de la palabra escrita es total y absoluta para Emerson, que proyecta una nueva forma de leer y escribir en todo un territorio en vías de construcción política, moral y literaria del que es testigo, pues, como dice Javier Alcoriza prologando su traducción de los ensayos emersonianos: “En gran medida, reflexionar, para Emerson, era reflexionar sobre lo que suponía leer y escribir en un país como América: un país que, políticamente, había hecho de las artes de leer y escribir instrumentos de su fundación o descubrimiento y crecimiento”.»
«La palabra, como instrumento para expresar la verdad de la vida, se le antojaría como el reflejo, el conducto de la única ley sagrada: su propia naturaleza, que está más allá de los conceptos de bien y mal, tal como expresa en el ensayo «La confianza en uno mismo» de la primera serie de sus Ensayos; el lenguaje no se improvisa como la vida espontánea, sino que obedece a otras efusiones; de forma similar al Thoreau que habla por carta, con su amigo Harrison G. O. Blake, de ese estrecho canal que une ambos elementos y que bien podrían simplificarse en el árbol en forma de V, de A invertida: «Lo que puede expresar-se con palabras puede expresarse con nuestra vida». [...] »
«¿Habría sido Emerson otro tipo de escritor si hubiera continuado en Boston, donde su madre lo alumbró el 25 de mayo de 1803, y no hubiera optado por Concord para pasar sus cuarenta y siete años de matrimonio, descartando el pueblo de Plymouth, de donde era su mujer, porque en él había calles y él necesitaba «una amplia extensión de campo»,17 tal como le argumentó por carta en los días de 1835 en que estaban buscan-do una casa que comprar?»
«Emerson asentiría desde su otro tipo de libertad, el de elegir tener esposa e hijos, el de elegir cuidar de su madre viuda y sus hermanos —sobrevivieron a la infancia cinco de ocho; uno de ellos pasó temporadas en un asilo para enfermos mentales y el otro murió de tuberculosis a los veintinueve años—, el de elegir también Concord como su edén reflexivo y vivencial, desde que se instalara con su madre en su Vieja Rectoría en octubre de 1834.»
SUMARIO
VERDAD Y AUTOCONFIANZA
El presente de Concord . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Excéntricos contra la esclavitud y en guerra . . . . . . . . . . 28
Diarios como caja de ahorro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Vida y obra optimistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
LA CONDUCTA DE LA ALEGRÍA
Independencia y felicidad moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
El tiempo de la virtud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
La religión del espíritu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Una vida en familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
SOCIEDAD Y AMISTAD
Convivir entre hombres e ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
A. B. Alcott, Fuller, Hawthorne, Thoreau . . . . . . . . . . . . 248
Louisa May Alcott entre dos maestros . . . . . . . . . . . . . . . 266
Comunas imposibles en un país pragmático . . . . . . . . . . 297
TRASCENDENTALISMO
El alma afín de Whitman . . . . . . . . . . . . . . . . 341
Naturaleza, un libro sobrenatural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
En el hogar y la escritura de Emerson . . . . . . . . . . . . . . . 413
Estar muerto y ser inmortal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 454
Cronología de R. W. Emerson . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 475
Agradecimientos trascendentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 525
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 529
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 551
Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 563