Entre Bukowski y Fonollosa, así es "Labor de melancoholismo" de Toni Montesinos Gilbert. Un libro salvaje, políticamente incorrecto, nocturno, alcohólico y marcado por la soledad voluntaria que marca esta voz poética. Galardonado con el XXX Premio de Poesía Alcalá de Henares a finales de los 90, mal distribuido (como casi todos los premios estatales de aquella época), vuelve esta "Labor" a nuestro presente, poniendo a prueba a la sociedad en la que vivimos actualmente, tan correcta e impostora, como la doble moral incivil que nos gobierna. Un libro cargado de honestidad, melancolía, sentimiento de pérdida y una gran contundencia. Con un apéndice del poeta y crítico José Ángel Cilleruelo, quien se encargara en la década de los 90 de las ediciones y prólogos de "Destrucción de la mañana" y "Ciudad del hombre: Barcelona" de José María Fonollosa.
Aquí, dos poemas:
Otra vida
No entiendo los necesarios deseos
de tener casa, trabajo y dinero;
incluso pareja, hijos, amigos.
de tener casa, trabajo y dinero;
incluso pareja, hijos, amigos.
Creo que todo eso es secundario.
Basta con usar una biblioteca:
sentarse en una silla y ver los libros,
elegir uno y envidiar las vidas
de los personajes, mucho mejores
que las nuestras. Esto es más importante
que comer o intentar enamorarse.
sentarse en una silla y ver los libros,
elegir uno y envidiar las vidas
de los personajes, mucho mejores
que las nuestras. Esto es más importante
que comer o intentar enamorarse.
La prioridad no es estar con la gente.
Ni el amor ni el origen ni el final
de cualquier cosa es necesario... Creo
haber hallado en los libros mi vida.
de cualquier cosa es necesario... Creo
haber hallado en los libros mi vida.
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Engaño
No es justo que me tengas engañado.
No creo que el otro día estuvieras
tan y tan cansada, y tan desatenta.
Podrías haber reaccionado al menos
cuando ponía mi boca en tus labios
y te enredaba el pelo con mis manos.
Esperaba algún gesto de amor cuando
mis besos se posaban en tu pecho.
tan y tan cansada, y tan desatenta.
Podrías haber reaccionado al menos
cuando ponía mi boca en tus labios
y te enredaba el pelo con mis manos.
Esperaba algún gesto de amor cuando
mis besos se posaban en tu pecho.
Esperaba, al desnudarte, un suspiro;
oír mi nombre mientras las caricias
se acercaban suavemente a tu sexo.
oír mi nombre mientras las caricias
se acercaban suavemente a tu sexo.
Pero hicimos el amor en silencio
y mis palabras dulces se quedaron
sin respuesta. Y apenas me tocaste.
Te levantaste y fuiste a la cocina.
Yo seguí tu sombra desde la cama
y encendí la tele. Marilyn Monroe
decía: «He dejado de amarte, John...»
y mis palabras dulces se quedaron
sin respuesta. Y apenas me tocaste.
Te levantaste y fuiste a la cocina.
Yo seguí tu sombra desde la cama
y encendí la tele. Marilyn Monroe
decía: «He dejado de amarte, John...»
En el amanecer tú ya no estabas.
"Labor de melancoholismo", de Toni Montesinos Gilbert (http://chamanediciones.es/
Una
de las fotos de Sergio Pérez Naches me hizo para preparar la portada del libro,
de cuyo diseño se ocupó él. Año 2000.
CONTRACUBIERTA:
«Eso es de lo que trata Labor de melancoholismo, del amor y de
la soledad, del presente y de la memoria, de la vida y de la muerte, amor
consumado y abandonado, sexo despiadado y ternura corporal... Cada asunto y
cada tema presentan un rostro que incluye el rostro de su opuesto.» José Ángel Cilleruelo
«Con un lenguaje anclado en la sensibilidad de lo cotidiano, pero capaz al
tiempo de suscitar múltiples evocaciones en la exploración de la intimidad,
Toni Montesinos nos conduce por un eficaz entramado expresivo en el que las
máscaras del amor, la soledad y la memoria configuran un singular territorio
poético. Las implicaciones entre literatura y vida, un sutil juego de espejos
con la identidad y la ironía, y el inteligente diálogo entre tradición y
modernidad son algunas de las calidades de este poemario recorrido por la
melancólica ternura que desprende la derrota.» José Balza
«Combinando una irónica visión del amor,
cierta tendencia a la soledad voluntaria, el lirismo de la vida urbana, el
misterio del lenguaje poético, un entrañable tono intimista, el consuelo de la
literatura, las engañosas trampas de la ambigua realidad, el elogio del
paseante meditativo, una distante calma existencial y la perfecta cadencia del
verso, nos adentramos, fascinados, en la mejor poesía posible.» Jesús
Ferrer
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