El plan secreto del Vaticano para proteger a Pío XII de los nazis
Cuando están a punto de abrirse los archivos del papa Pacelli, un libro revela que la Guardia Suiza debía dar la vida por el pontífice
Si Hitler hubiera intentado secuestrar a Pío XII y llevárselo del Vaticano, un plan que según los historiadores barajó durante los nueve meses de ocupación nazi de Roma (de septiembre de 1943 a junio de 1944), el Palacio Apostólico podría haber quedado repleto de cadáveres. Los alrededor de 200 miembros de la Gendarmería Vaticana y de la Guardia Suiza tenían orden de enrocarse alrededor de la figura del papa Eugenio Pacelli y «hacer escudo con el propio cuerpo a la Sacra y Augusta Persona del Sumo Pontífice». La opción del martirio colectivo si fallaban las defensas pasivas para proteger a Pío XII queda así contemplada en un documento inédito de la Gendarmería Vaticana, que ha sido rescatado de los archivos de esta institución por Cesare Catananti en su investigación para el libro 'Vaticano nella tormenta' (Edizioni San Paolo).
La publicación en Italia de este volumen coincide con la inminente apertura de los archivos de la Santa Sede relativos al pontificado del papa Pacelli, un período de 19 años (1939-1958) marcado por el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Francisco anunció el año pasado que será el 2 de marzo, 81 años después de la elección de Pío XII como obispo de Roma, cuando los investigadores podrán finalmente acceder a toda la documentación. La medida afecta tanto al Archivo Apostólico Vaticano como al de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al de la Evangelización de los Pueblos o al de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.
Se espera que el acceso de los estudiosos a esta mole de papeles, cuya catalogación ha llevado trece años, aclare de una vez la posición respecto al Holocausto de Pío XII, al que se le achacan sus silencios pero sin cuya aprobación no se habrían salvado los judíos que fueron acogidos en el Vaticano y en los edificios de distintos institutos religiosos en Roma.
«Por su carácter, Pacelli era una persona que prefería actuar a hablar, como demuestran los hechos», asegura Catananti, que revela la labor que desarrolló Giovanni Battista Montini (entonces sustituto de la Secretaría de Estado y que años después se convertiría en Pablo VI), tanto para acoger a personas perseguidas por los nazis como para brindar cobertura al embajador británico ante la Santa Sede, sir Arcy Osborne. Acogido en la Casa Santa Marta, la residencia vaticana donde hoy vive Francisco, el diplomático dirigió una red de espionaje y apoyo para unos 4.000 soldados británicos escondidos en Italia. «Es imposible que Montini actuara así sin el apoyo de Pío XII», asegura Catananti, que ha investigado durante tres años en el archivo de la Gendarmería Vaticana, cuyos fondos, a diferencia de otras instituciones de la Santa Sede, no están organizados por pontificados y podían ser ya consultados.
Entre los descubrimientos de 'Il Vaticano nella tormenta', destaca el plan para defender a Pío XII en caso de ataque. En agosto de 1943 se percibía que había un riesgo real de que fuera secuestrado. Más que una verdadera invasión, frente a la que había poco que hacer, se esperaba un ataque de un grupo pequeño de fuerzas germanas. «Se prevé reforzar los puntos débiles de los muros vaticanos y si éstos caen, retirarse hasta el Palacio Apostólico. Los gendarmes y guardias suizos preguntaron si podían usar armas, pero la Secretaría de Estado respondió que no, que debían ofrecer una resistencia pasiva, pero enérgica, incluso con las mangueras de los bomberos», cuenta el autor.
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